«He estado hablando con un chico magrebí que me ha contado su historia y cómo llegó a las islas». Con la mirada perdida en el infinito, intentando aún asimilar lo que había escuchado, una animadora de un centro juvenil salesiano del archipiélago empezaba a expresar así lo que había experimentado durante una conversación con Ahmed (nombre ficticio).

Como ella, setenta y cinco animadores de los nueve centros juveniles que los salesianos y las Hijas de María Auxiliadora dinamizan en Tenerife y Gran Canaria han podido entrar en contacto directo con la cruda realidad de la inmigración y con la respuesta que la Fundación Don Bosco está dando desde hace años en el archipiélago. El Encuentro Interinsular de Animadores del Movimiento Juvenil Salesiano, que tiene lugar cada año en torno a la fiesta de Don Bosco, quería de este modo ser expresión de la sintonía de los animadores juveniles con la campaña inspectorial «Primero los últimos».

Desde el principio de curso se optó por celebrar el encuentro en la casa salesiana de La Cuesta, a la que están vinculados la mayor parte de los proyectos residenciales y prelaborales que la Fundación Don Bosco desarrolla en los barrios santacruceros de Ofra y Taco. Se añadía un motivo más: La Cuesta celebra durante este curso el 75.º aniversario (1944) de la llegada de los hijos de Don Bosco a la isla de Tenerife, y su primer asentamiento en el colegio capitalino de Galcerán, para más tarde (1979) trasladarse a su sede actual.

Formación, celebración…

El encuentro empezó con fuerza. A pie de escenario esperaban a los animadores algunos jóvenes inmigrantes, acogidos en los pisos del proyecto Buzetti, con sus educadores. Los testimonios y las palabras de un aliento que no desfallece ante el desgarro sin igual de tener que abandonar la propia tierra y la familia, para adentrarse en el mar de lo desconocido, asaeteaban el corazón de cada uno de los animadores que, estupefactos, escuchaban los testimonios de esos jóvenes tan distintos, pero a la vez tan iguales.

El elemento formativo continuó por la tarde en la parroquia de Nuestra Señora de Candelaria, con la presentación del trabajo que llevan a cabo algunos voluntarios de Pastoral Penitenciaria en las cárceles de Tenerife. En la misma parroquia del barrio, el grupo de animadores tuvo la oportunidad de celebrar la eucaristía con la comunidad cristiana local. La cercanía y la sencillez del párroco, fray Dionisio Ruiz, caló rápido entre todos. Ya en la mañana del domingo, prosiguió la reflexión y la formación, en torno a cuatro stands rotativos que apuntaban elementos centrales de la vida cristiana y del ser del animador salesiano.

 

… y diversión

Ahora bien, un encuentro de animadores salesianos no sería tal si no combinara sabiamente el elemento formativo y celebrativo con la fiesta y la alegría. Por eso, de la mano maestra de José Luis Aguirre «Pepelu» y Miguel Ángel Rojas, el patio de Salesianos La Cuesta se convirtió en la primera parte del encuentro en una gran pista de juegos donde, mezclados por equipos, todos –animadores y beneficiarios de la Fundación– intentaban resolver las pruebas de habilidad que se habían preparado para la ocasión. En la hora de la sobremesa, Juan Cayola, salesiano coadjutor de la casa anfitriona, también quiso compartir sus habilidades de juegos de manos y magia con el grupo de animadores. Y por fin, la noche del sábado, ya en La Orotava, se vio inundada de sana alegría, con una tradicional velada de actuaciones al más puro estilo salesiano.

Lo vivido con intensidad este fin de semana por los animadores del MJS insular no puede limitarse a ser una experiencia más. Ahora, de retorno en cada realidad local, queda que cada equipo local de animadores reflexione y articule medios para hacer realidad la opción por los últimos, los preferidos de Dios y de Don Bosco.