Quien quiera conocer las costumbres y el estilo de vida de los antiguos faraones ya no tiene que viajar hasta El Cairo o a Museo Egipcio de Turín. Y ni siquiera necesita acercarse al Museo Canario, en Vegueta, quien desee conocer a cómo vivían nuestros ancestros canarios, guanches o majos. Basta con que lo pregunte a alguno de los alumnos de 2.º ESO, o mejor, ¡de Educación Infantil! Unos y otros, juntos, han participado durante la última semana en un taller de arte y cultura prehistórica, realizado de forma transversal entre las dos etapas educativas, en el que los propios alumnos han sido los protagonistas, y los más mayores han enseñado a los pequeños cómo vivían nuestros antepasados. «También buscamos –nos confiesa Ignacio González, profesor de Ciencias Sociales– que los alumnos de 2º ESO descubran una posible salida profesional y los alumnos de Infantil se acerquen a la Historia de una forma amena».

 

Así, el Creciente Fértil ha estado presente representado en las figuras de dos nómadas como Abraham y Sara, que se han paseado por las aulas de 2.º ESO. Al patriarca bíblico y a su esposa los ha acompañado un faraón, en forma de momia, que ha hecho las delicias de los chicos. Aunque –todo hay que decirlo– a alguno le ha dado un poquito de miedo… Tampoco han faltado, en un triple salto mortal en el tiempo, los cazadores venidos de las cavernas que salían a la caza de un oso para alimentar a su tribu.

Los alumnos se han acercado, de este modo, a diferentes aspectos artísticos de la Prehistoria y de la Historia Antigua: fabricando ellos mismo piezas de cerámica y palpando como eran los tejidos en el Neolítico; han conocido, a su escala, las estructuras megalíticas, los zigurats en Babilonia y las pirámides en Egipto; el origen del alfabeto, la acuñación de monedas, etc.

Para que la actividad no quede en un mero recuerdo puntual, al terminar los alumnos de Infantil se han podido llevar a sus clases un recuerdo del taller: un dibujo, un barco, algunas monedas, una pirámide. Quizá algún día, dentro de ocho años, cuando pisen de nuevos estas aulas, recuerden que un día aprendieron a valorar más el mundo antiguo gracias la complicidad de sus «amigos grandes» de la ESO.