Por: Salesianos Comunicación
La Basílica de Don Bosco, en el Colle (Turín), acogió durante la mañana del domingo 8 de septiembre la primera profesión salesiana de Daniel Martín, joven perteneciente a la Inspectoría María Auxiliadora (SMX). Junto a él, otros diez novicios de Europa emitieron sus primeros votos en la Congregación en este día de la Natividad de Nuestra Señora, con el lema ‘No me habéis elegido vosotros a mi, pero yo os he elegido’ (Juan 15, 16).
La eucaristía, presidida por el salesiano Juan Carlos Pérez Godoy, consejero para la Región Mediterránea, sirvió de acción de gracias por la alegría de compartir este momento y comprobar que detrás del misterio de la llamada sigue habiendo la generosidad de una respuesta. Como recogen las Consituciones Salesianas «la profesión religiosa es un signo del encuentro de amor entre el Señor que llama y el discípulo que responde entregándose totalmente a Él y a los hermanos. Al comprometerse públicamente con la Iglesia, a través de cuyo ministerio se consagra más íntimamente al servicio de Dios, el salesiano inicia una nueva vida que se realiza en un servicio de dedicación permanente a los jóvenes». (Art. 23).
En la primera profesión de Daniel Martín, joven natural de Gran Canaria y antiguo alumno de la presencia salesiana, estuvieron también presentes el Inspector de SMX, Fernando Miranda; el Coordinador inspectorial de Formación, José Luis Navarro; el director del Prenoviciado, Manuel Hurtado; el Coordinador inspectorial de Animación Vocacional, Jordi Lleixà; y otros salesianos, junto con la familia de Daniel.
Hay jóvenes que aceptan el reto
«Vivir la profesión de un hermano Salesiano es una gran alegría, porque nos recuerda que Dios sigue queriendo a la Congregación Salesiano, sobre todo los jóvenes. También nos subraya una idea: hoy hay jóvenes que aceptan el reto que Dios les plantea y son capaces de decir que sí a su llamada», compartía desde Italia el salesiano Jordi Lleixà remarcando el proceso vivido por Dani.
«Para aquellos que hemos estado acompañándole a lo largo de los años de su discernimiento vocacional es una alegría por ver todo el proceso que ha hecho, cómo ha ido caminando y cómo ha llegado a descubrir su vocación y a responder a ella», añadía.
Este es el último evento vocacional de este año, tras las ordenaciones sacerdotales y diaconales de siete jóvenes el pasado mes de junio en Madrid y en julio en Venezuela; y las profesiones perpetuas de otros dos jóvenes.
Una vocación por y para los jóvenes
Daniel Martín nació el 1 de febrero de 2002 en el seno de una familia en la que padres y abuelos son cooperadores salesianos, por lo que frecuentaban la casa salesiana de Guanarteme de las hijas de María Auxiliadora. Estudió desde los 3 años en Salesianos Las Palmas, acudiendo habitualmente a la parroquia de Santa Catalina. Más adelante recibió el sacramento de la Confirmación en la Iglesia San Juan Bosco en la barriada del Zaidín, donde se trasladó para realizar sus estudios universitarios. A los 16 años le preguntaron si podía ser el animador de un grupo de fe de jóvenes de 9 años en su casa natural. Esta pequeña experiencia, le hizo sentir que su vida podría estar dedicada a los jóvenes.
Cuando se mudó a Granada comenzó un camino, de discernimiento de la voluntad del Señor. El ambiente popular, la presencia de salesianos referentes en su vida, y sobre todo el clima familiar, hicieron en él nacer un gran deseo de entregarse completamente a Dios por y para esos jóvenes, siguiendo el camino evangélico propuesto por San Juan Bosco. No faltaron dificultades en este proceso de discernimiento, no obstante la pequeña experiencia en la comunidad salesiana “El Zaidín” fue muy positiva para Él, donde comenzó a conocer la vida fraterna “desde dentro”, y a ordenar su vida de oración, además de profundizar las raíces de su historia junto a un acompañante espiritual. Tomó la decisión de comenzar el aspirantado-prenoviciado en la ciudad de Sevilla, donde comenzó los estudios de Ciencias de la Educación, ofreciendo un servicio pastoral en la casa de Morón de la Frontera.
Hoy Daniel, tras el Noviciado internacional salesiano en el Colle Don Bosco, donde ha transcurrido casi un año viviendo una experiencia de conocerse a sí mismo, e ir descubriendo poco a poco, lo que el Señor quiere de él, realizó la primera profesión temporal, un acto público donde profesó vivir obediente, pobre y casto según las constituciones salesianas y la vía evangélica propuesta por el fundador. Convirtiéndose así en un hijo de Don Bosco.
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