Miles de grancanarios suben a la mariana villa de Teror, como buenos hijos, a brindar su cariño a la Madre en la fiesta de su nacimiento. ¡Y es que mañana es el día de la Virgen de Pino, patrona de Gran Canaria!

Cuentan las crónicas que tal día como un 8 de septiembre de 1478 se apareció la imagen de la Virgen en un enorme pino de lo que hoy conocemos como villa de Teror.  Según plantean Ignacio Quintana y Santiago Cazorla en su libro La Virgen del Pino en la historia de Gran Canaria, ya los antiguos pobladores canarios contaban a los conquistadores castellanos que desde hacía más de cien años sus antepasados venían viendo en el pino gigante una rara maravilla, una claridad agradable y continuada, una estrella de mucho resplandor que en las noches iluminaba los valles y doraba cumbres y montes. Y un personaje maravilloso bajaba del pino y hacía procesión en círculo, acompañado de luces alrededor de él. Añaden que los cristianos no creían a los aborígenes canarios. Pero, tras ver por tres noches continuadas repetidas luces sin saber la causa, cambiaron de actitud.

Durante la conquista de la isla y comenzado el reparto de tierras, subieron a Teror los conquistadores a estudiar el prodigio en compañía de isleños conocedores del lugar. Cuando vieron en Teror la imagen de la Virgen en el pino, bajaron corriendo al Real de Las Palmas a contar al obispo Juan Frías lo sucedido. Él mismo se personó en el lugar, pero al levantar la vista al árbol, no vio luces sino la imagen que hoy se venera. Estaba sobre una piedra, rodeada de dragos y culantrillo. Al día siguiente ya no encontraron a la imagen en lo alto, sino en lo bajo del pino. Hicieron entonces una ermita –la primera iglesia; la actual es la tercera– junto al árbol.

Otros, los menos, quitan al fenómeno de aparición de la Virgen este carácter sobrenatural. En cambio, hacen referencia a personas que trajeron la talla desde la península.

 

 

Así pues, actualmente existen dos hipótesis acerca del origen de la imagen que actualmente se venera en la basílica mariana de Teror. Una afirma que la imagen es la original aparecida en el pino canario, hoy inexistente. La otra hipótesis es que la imagen fuera traída de tierras andaluzas por los castellanos, bien conquistadores bien navegantes. De hecho, la patrona de la villa onubense de Niebla también es, ni más ni menos, la Virgen del Pino. Según esta teoría, la imagen actual se podría atribuir a Jorge Fernández Alemán, prestigioso imaginero sevillano conocido por trabajar en el retablo mayor de la catedral de Sevilla y por haber realizado una de las imágenes con mayor devoción en Andalucía, la Virgen del Rocío.

Sea cual sea la explicación, ambas se complementan y configuran el trasfondo de la devoción de todos los grancanarios a la Virgen del Pino. En efecto, debemos sentirnos orgullosos de que el amor a la Virgen de Teror esté tan arraigado en los corazones de todos los isleños como lo estaban las raíces de aquel pino que dio nombre en esta tierra incluso a la mismísima Virgen María. ¡Feliz día del Pino!