A lo largo del último mes el colegio salesiano Sagrado Corazón de Jesús se ha vestido de gala para celebrar algunos de los actos que más profunda huella dejan en los alumnos y en sus familias: las fiestas de paso de etapa.

El 17 de mayo, obligados por el calendario oficial de exámenes de las dos universidades isleñas, eran los alumnos de 2.º Bachillerato –cuasi universitarios– los que decían adiós a su colegio. En más de una ocasión ha habido oportunidad de recordar que esta ha sido la promoción que más tiempo ha perseverado entre estos patios y aulas, pues fueron ellos, aquellos niños llorosos de tres años, los que inauguraron la etapa de Educación Infantil. ¡Corría el año 2004! ¡La mayor parte de su vida creciendo y aprendiendo a ser jóvenes con impronta salesiana, a partir de ahora en la universidad y en la calle!

Los propios alumnos, en su discurso de despedida, expresaban estos mismos sentimientos: «Quién se iba a imaginar que el tiempo pasaría tan rápido, que llegaríamos a echar de menos esos Buenos Días que tan aburridos parecían, la pereza de hacer los conos para el día de las castañas, la Feria de María Auxiliadora con su mítica tómbola, el día de Don Bosco, y otras tantas vivencias que en su momento no supimos valorar. Por eso, ahora decimos adiós a los momentos que aquí hemos vivido, aunque nunca podremos desprendernos del recuerdo». Y añadían, encarando el futuro: «Es tiempo de cambio, de tomar decisiones, de equivocarnos y aprender. Estamos en una cuerda floja, donde solo nos queda continuar y mirar hacia delante. Es momento de dudar, de cuestionarnos, de buscar respuestas, de encontrarnos con nosotros mismos. Ahora no es el momento de tomar grandes decisiones, es el momento de equivocarse, de cometer errores. El futuro que nos espera no es fácil, nos tropezaremos mil y una veces con la misma piedra, pasaremos momentos difíciles, incluso en algún momento llegaremos a pensar que no valemos para nada. La vida está repleta de bajadas y subidas, de llantos y de euforia, de derrota y superación. “Futuro” es una palabra muy grande, pero más grandes somos nosotros».

Paso de etapa de Infantil, Primaria y Secundaria

A la fiesta con mayúscula que es la despedida de los alumnos mayores del centro, se han sucedido las fiestas de transición en cada una de las etapas educativas: al final de Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria. Cada una de ellas cuenta con su propia particularidad, adaptada a la edad, al momento y a la sensibilidad de niños y progenitores.

Los hombrecitos y mujercitas de Infantil 5 años celebraron el 5 de junio su fiesta de paso de etapa, marcada por la música, la lengua inglesa, y la tecnología. Sobre el escenario del teatro, al que accedieron cantando We go together, los niños interpretaron Un mar de besos, de la banda Bombai, y On the top of the world, de The Carpenters. El momento más espectacular vino de la mano de un audiovisual realizado con croma, con las imágenes de los más pequeños superpuestas a divertidas escenas. Mientras, sonaba el tema Gracias a ti.

En Educación Primaria, cuya fiesta se celebró el pasado miércoles 12 de junio, se optó por una representación musical que recogió las situaciones más destacadas vividas por los alumnos a lo largo de esos seis años. El desparpajo y el buen hacer con que actuaron sobre el escenario reconstruyendo situaciones cotidianas del colegio y de los profesores provocaron la hilaridad de los presentes.

Los últimos en «dar un pequeño paso para la humanidad, pero un gran paso para el hombre» fueron los alumnos de 4.º ESO. El viernes 14 tuvo lugar su celebración de final de etapa, en la que el director de centro quiso remarcar, en alusión al quincuagésimo aniversario de la llegada del hombre a la Luna, que pertenecen a una generación de hombres y mujeres que cambiará el mundo, tan distinto cincuenta años atrás. Igualmente hubo oportunidad para agradecer a Beatriz del Pino Morales, presidenta saliente del AMPA, sus ocho años de servicio a los alumnos y a las familias. Estas disfrutaron de una velada y de una cena de gala que, como siempre en el patio del Sagrado Corazón, pone el broche de oro a un curso que, ya sí, se nos escapa de las manos.