Salesianos Las Palmas está celebrando, junto a toda la Familia salesiana mundial e inspectorial, el triduo de Don Bosco. Con este motivo, publicamos el manifiesto de la campaña «Primero los últimos», que va marcando el ritmo pastoral de todo este curso. Se trata de una glosa «salesiana» del capítulo 25 del evangelio de san Mateo:

 

 

Al final de los tiempos el Señor nos reunirá a todos y nos dirá: «Vengan a celebrar conmigo, con Don Bosco y con todos los que nos han precedido una gran fiesta porque:

 

Estaba hambriento y me dieron de comer.

Estaba sediento y me dieron de beber.

Estaba desnudo y me vistieron.

Estaba enfermo y me visitaron.

Era emigrante y me acogieron.

Estaba en la cárcel y me vinieron a ver.

Estaba solo y se hicieron mis amigos.

 

Sufría fracaso escolar y crearon para mí servicios de apoyo educativo.

No tenía familia y ustedes fueron mi familia.

Demasiado joven y ya tenía cargas familiares, y me enseñaron a ser familia.

No me sentía querido por nadie y ustedes me dieron todo su afecto.

Vivía sin sentido y me ayudaron a descubrir motivos para vivir.

Todo el mundo decía que no servía para nada y ustedes creyeron en mí.

Me sentía fracasado y sin horizontes, y me dieron oportunidades.

Estaba sin trabajo y me acompañaron con itinerarios de inserción.

No tenía posibilidades de un ocio positivo

y me ofrecieron posibilidades de tiempo libre.

 

Era un menor extranjero no acompañado y me hicieron sentir en casa.

Estaba atrapado en la droga y el alcohol y me abrieron caminos de salida.

Tenía más de dieciocho años y estaba solo, y ustedes me dieron todo su apoyo.

No podía acceder a una vivienda y me apoyaron en todo momento.

Tenía problemas de salud mental y me apoyaron igual.

Era una mujer maltratada y me ayudaron a defenderme y protegerme.

Mi familia no sabía ni podía ayudarme, y ustedes fueron mi otra familia.

No conocía a Jesús y ustedes me lo dieron a conocer con su vida.

Cada vez que lo hicisteis con uno de estos más pequeños, a mí me lo hicieron.

 

Y juntos, llenos de alegría, te diremos:

Gracias por el regalo de los jóvenes pobres y excluidos:

hacen posible nuestro encuentro contigo.

Gracias por todas las personas que se comprometen

en la prevención de la exclusión social

y en la erradicación de las causas que la genera,

procurando la transformación de nuestra sociedad

para que todas las personas puedan vivir con dignidad.

Danos la fuerza para seguir queriéndote en cada una de ellas.