Pocas cosas pueden suponer un impedimento a la hora de que los chicos del Movimiento Juvenil Cristo Vive se desplacen entre las dos islas mayores del archipiélago. Basta que sus animadores les anuncien que hay programada una convivencia o un encuentro bien en Tenerife, bien en Gran Canaria, para que las cuentas de Instagram o de Whatsapp de los amigos de ambas islas empiecen a echar humo.
Así ha sucedido, una vez más, el pasado fin de semana. Mientras unos –los más pequeños, de los niveles equivalentes de ADS a 1.º y 2.º ESO– se desplazaban a La Orotava (Tenerife), otros –de 3.º y 4.º– venían a Las Palmas para celebrar la primera convivencia de este curso.
Y dado que la mayor parte no se veía desde el campamento de verano, la primera escena era, como de costumbre, entrañable: abrazos, besos, sonrisas y anécdotas sin fin que se intercambiaban los de los centros juveniles de La Orotava y La Cuesta con los de Las Palmas.
Los que acudieron a La Orotava vivieron un fin de semana centrado en el descubrimiento de la originalidad y de las posibilidades de cada uno, y cómo esas diferencias enriquecen a los demás. Los superhéroes y sus superpoderes sirvieron de excusa para desarrollar la temática, realizada parte en el interior del colegio salesiano orotavense como por las calles de la villa, en una original gymkana fotográfica. Eso sí: el juego y la diversión no privaron de profundidad al encuentro, que contó con tiempos para la reflexión personal y grupal, y para la celebración de la fe.
Por su parte, en Las Palmas se concentró un grupo de chicos a los que se les proponía descubrir que no todo en la vida es apariencia y «postureo», enganchados como están a las tecnologías y al móvil. Es más: que los criterios de este mundo divergen en mucho de la forma de pensar, vivir y actuar que ofrece Jesucristo en su evangelio. Este grupo de adolescentes tuvo, además, la oportunidad de compartir la eucaristía con la comunidad de Santa Catalina de Alejandría, en el día en que la parroquia celebraba la fiesta de su titular.
Los chicos de ADS volverán a encontrarse en los primeros meses de 2019: unos, en una convivencia preparada ex profeso, otros en torno a la Pascua de Resurrección. Mientras, siguen su camino de maduración en la fe viernes a viernes en los grupos Cristo Vive y en la rica oferta formativa que cada Centro Juvenil les propone.
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