Redacción.

En tiempos de canícula, un refresco y dulces canarios: así fue cómo Cáritas parroquial clausuró su curso 2021-2022, compartiendo la merienda con los destinatarios que cada quince días se acercan a la parroquia para recibir una ayuda alimentaria y orientación a  sus problemas.

Antes del piscolabis y el reparto, el equipo de Cáritas tuvo un momento de oración en los propios almacenes de alimentos y allí se hizo la foto de familia.

La merienda se inició con el saludo y agradecimiento del párroco acompañante, José Luis Burguera, quien agradeció a todos los presentes la labor realizada con los más desfavorecidos y el esfuerzo común en practicar la acogida con auténtico espíritu cristiano, así como la confianza de quienes recibían las ayudas. Explicó también cómo se había enriquecido su persona en los tres años de animación en este servicio, y se despidió de todos, dada su próxima marcha a su nuevo destino en una casa salesiana de Sevilla.

Ni qué decir tiene que Cáritas parroquial de Santa Catalina de Alejandría y María Auxiliadora, en Las Palmas, no cierra por vacaciones. En lo que queda de este verano continuará la atención a los destinatarios, los miércoles cada quince días.